
¿Es que nadie se ha decidido aún a decirle a Pedro Castro que la nueva fuente que sustituye a nuestra Cibelina es un auténtico horror? Por favor, quien tenga línea directa con él que le haga reflexionar.
Nos quitaron la Cibelina, mudo testigo de la historia de Getafe, víctima inocente de los desvaríos de noctámbulos y desaprensivos, compañera de un histórico ascenso a la liga de las estrellas, para cambiarla por una vulgar e histriónica copia en miniatura de la diosa griega por excelencia. La Madre de la Tierra, antigua deidad nacida en Anatolia, tiene en Getafe a su prima hermana y no podemos hacer nada por evitarlo. Snif, snif, snif…
Todos sospechábamos, a medida que se acercaba la fecha de las elecciones, que la capacidad de sorpresa de nuestro primer edil era lo suficientemente grande como para darnos opciones de escribir. Pero con este monumento se han pasado.
¿No han visto todavía cómo está quedando esta nueva obra de ingeniería? ¿Se han fijado en el aspecto tan “sensible” que tiene los leones que adornan la carroza de la nueva fuente? ¿Habrá sido el popular muñeco de Mari Carmen el modelo de las estatuas? ¿Porqué poner dos leones y no una pareja, como manda la mitología, para dar sentido a la creación y a la vida?
Que sí, que sobre gustos y colores queda todavía mucho por escribir, pero creánme, lo de la Cibelina no tiene nombre, ni apellidos. Hemos pasado en pocos meses de comprar estatuas de bronce al peso al magnicidio disfrazado de fuentes y rotondas. Que si Palas Atenea, que si Cibeles, que si la Afición del Geta. ¿Cuándo van a para de hacer el chorra?
Que lleguen las elecciones, que pasen ya, que gane el mejor y que se olviden, por favor, de obsequiarnos con más adornos florales, con más inauguraciones, con más césped de plástico, con más imágenes clonadas, con más obras inútiles.
Lo bueno de todo esto es que podremos descansar cuatro años. Ellos, también.