viernes, enero 26, 2007

Lucas cambia pasado por futuro

Se veía venir. Aunque el anuncio de la égira de Francisco David Lucas Parrón a la candidatura socialista al Ayuntamiento de Madrid fuese voceado por sorpresa, era algo que se dejaba entrever. Estaba claro que, dadas las circunstancias, la salida de Lucas del Gobierno local era cuestión de tiempo. Había intentado echarle un pulso a Pedro Castro y lo había perdido. En esas condiciones, y con la espada de Damocles sobre su cabeza, la ruptura era el mal menor.

El caso de David Lucas, por reiterativo, no deja de ser una máxima de lo que ocurre en el PSOE de Getafe. Antes de Lucas ya habían caído Antonio Alonso, Francisco Hita, Rafael Caño… Bien es cierto que los dos primeros (Alonso e Hita) fueron a enjugar sus lágrimas al despacho de Jesús Neira, ex concejal de Urbanismo, y cayeron abducidos por el encanto del ladrillo. Las penas con pan son menos y con convenios urbanísticos, no digamos.

Pedro Castro tiene la especial facultad de fagocitar a todo aquél que intenta hacerle sombra. Y el proceso siempre es el mismo. Les nombra sucesores y después, en auto de fe, expía sus culpas a través de sus números dos. Les inmola en la Agrupación socialista local y les pone al pie de los caballos. Así, la solución que les queda es “remar para morir en la orilla”. Y, claro está, salir por la puerta de atrás.

Ocurre aquí que David Lucas le ha salido contestatario. No ha permitido su ejecución y ha optado por “cambiar de equipo”. Con el mercado de fichajes abierto sale de Getafe para incorporarse al equipo de trabajo de Miguel Sebastián, mano derecha de Rodríguez Zapatero. Y Castro se ha puesto celoso. No es de extrañar, porque Sebastián podría, no tardando mucho, dar el salto al Gobierno nacional en un cargo de especial relevancia. Y su “núcleo duro”, ascender con él.

Muchos podrán pensar que David Lucas pierde en el cambio, pues deja responsabilidades de Gobierno para, según todas las encuestas, ejercer de oposición. Pero no es menos cierto que en Getafe ya realizaba labores de oposición a sus propios compañeros de filas, en especial al concejal de Urbanismo Santos Vázquez, amigo de los ex ediles que ahora se ganan la vida de maravilla a costa de sus negocios inmobiliarios.

Para Lucas, aunque eso es algo que nunca va a reconocer, su marcha de Getafe va a suponer una liberación y le va a permitir desarrollar sus aptitudes políticas con más libertad. Lejos de las ataduras que le han supuesto (a él y a todos los que han estado cerca de Pedro Castro) formar parte de un Gobierno municipal tan personalista como el de nuestro municipio.

A Pedro Castro Vázquez le van quedando cada vez menos piezas y la línea sucesoria, de la que se viene hablando en los últimos años, está muy clara. Su idea es la de dejar a su hijo al frente del “negocio” municipal. De Castro a Castro y tiro porque me toca.

De los antiguos sólo queda Santos Vázquez, apuesta política de los nuevos ladrilleros, quién bastante tiene con intentar disipar las dudas que de forma cíclica pesan sobre el Urbanismo local. Pese a su capacidad política y negociadora, la manos de Vázquez están atadas por un lastre más poderosos que la propia res pública.

Así que Pedro Castro sabe que en Getafe tiene mando en plaza y no hay nadie que le haya salido lo suficientemente contestatario como para intentar arrebatarle el control.

Despejadas las dudas de quién manda en el PSOE local, al candidato a alcalde le queda por despejar la incógnita de las elecciones municipales. Y ahí, según rezan las encuestas, las cosas le van mucho peor. Sigue en caída libre y, por el momento, no encuentra el colchón adecuado para amortiguar el golpe.

Aunque, ya sabe, cuando algo va mal, siempre es susceptible de ir a peor.

martes, enero 16, 2007

Suena a discurso de despedida

Como si de una despedida se tratase, el concejal de Deportes de Getafe ha querido salir al paso de una denuncia del partido en la oposición para dejar claro que sigue sin saber ni un ápice de lo que se cuece en la delegación que ha asumido en esta legislatura. Ni sabe de deporte, ni se ha preocupado por aprender. Y eso que en cuatro años le ha dado tiempo suficiente para hacer un master en la materia.

Miguel Angel Romero llegó a Deportes casi por casualidad. No era suya esa “cartera”, reservada para Angel Bustos, que ocupaba el número 14 en la lista del PSOE a las municipales de 2003. Sin embargo, los resultados electorales privaron a los socialistas de la mayoría absoluta que pronosticaban las encuestas y dejaron al titular del área deportiva a las puertas de la Concejalía. Tuvo que conformarse con seguir como director del área (ya lo había sido con Santos Vázquez como concejal y aspiraba a suceder a éste, porque en verdad desde 2001 ejercía de edil en la sombra, pues Vázquez andaba ya escalando posiciones en el mundo del ladrillo), hecho que trastocó los planes del jefe de filas, Pedro Castro.

Romero apuntaba, como adelantado en la materia, a encabezar la revolución informática que se proyectaba en el Consistorio. Y se veía en su despacho de Innovación Tecnológica dando rienda suelta a su ideario mediante toques de ratón. Su gozo en un pozo. Le asignaron Deportes. ¿el qué?

En cuatro años, como he dicho antes, no ha tenido tiempo de aprender (¿?) y sus apariciones en medio informativos han sido tan escasas como insustanciales. Ha sido lo que se denomina un concejal hueco… en la materia.

Y ahora para dejar un recordatorio de lo que ha sido su paso por el Ayuntamiento (sería de locos pensar que va a repetir puesto en la lista del PSOE después de una legislatura para olvidar; la suya y la de otros compañeros con mando en plaza, con voto, pero sin voz) se descuelga con unas declaraciones que no tienen desperdicio.

Dice el concejal, al hilo del incremento de la ayuda que el Ayuntamiento va a dar al Getafe C.F., que pasa de 2.300.000 euros a la cifra mágica de los 3.000.000 (es decir, un 35% por ciento más), que “se ha reflejado el aumento del IPC, además de un aumento puntual”, por los resultados de las categorías inferiores. ¡Ahí es nada!
Hay que recordarle al concejal que el Ayuntamiento (o sea, todos los vecinos y vecinas) sufraga el 20 por ciento del presupuesto de una entidad privada, lleve el nombre de quien lleve por los rincones de España, el mundo entero y el espacio sideral. Hay clubes de la Primera española, con historia centenaria, que quedan lejos de este nivel de ayuda. Y no vamos a repetir quiénes son los propietarios del Getafe C.F. y su relación con Pedro Castro y el PSOE local. ¿Se imaginan al Ayuntamiento de Madrid sufragando el 20 por ciento del presupuesto del At. Madrid o del Real Madrid? Y no me venga nadie con el cuento de las recalificaciones, que aquí estamos a punto de vivir una situación parecida con el proyecto del nuevo campo de fútbol y sus plusvalías.

Pero hay más. Según Romero Pasamontes, el Getafe C.F. ha posibilitado que “muchas” empresas se interesen por instalarse en nuestro municipio. Menos mal, que sólo ha llevado el área de Deportes. ¿O es que no se acuerda de los traslados de Uralita, de la marcha de la producción del Eurofighter…? ¿Eso quién lo ha posibilitado?

Aportar una subvención de tres millones de euros al primer equipo de fútbol de nuestra ciudad (ojalá se mantenga en Primera muchas temporadas más) no otorga título de enamoramiento con la ciudad, ni eleva el nivel de cariño hacia los vecinos y vecinas. En todo caso, deja un poco más vacías las ya de por sí castigadas arcas municipales.

Es cierto que el PP getafense ha cometido, en el caso del Deporte y del primer equipo de fútbol, varios errores en su labor de oponerse por oponerse a todo lo que huele a socialista. Es un lastre que deberán pagar mientras los éxitos futbolísticos sigan encaprichados de Angel Torres. Pero el cariño no se mide a golpe de talonario, para unos, ni a fuerza de titulares de prensa, para otros.

Si el concejal hubiese querido a Getafe, se debería haber preocupado un poco más de defender su parcela y no de ejercer de eco de sus jefes de filas.

Desde el cariño, que le vaya bonito.

jueves, enero 04, 2007

Ni cultura, ni arte

Getafe representa el máximo exponente del municipalismo entregado al ladrillo, modus vivendi de ex concejales que han multiplicado en pocos años su patrimonio hasta límites insospechados. Todo lo que rodea al Ayuntamiento está envuelto en el aura del Urbanismo, área que rige los designios de la Casa Consistorial, tal y como hace cada año la luna de agosto con la cosecha vinícola.

Nada es más importante que la vivienda para los regidores municipales. Problema éste que, aún siendo primordial para los vecinos y vecinas de Getafe, no debe pasar por encima de servicios y necesidades básicas en cualquier sociedad moderna. Pero aquí todo da igual, ya nada importa.

Los ciudadanos se han acostumbrado al abandono que sufren por parte de sus munícipes y a buscarse la vida, socialmente hablando. Poco les llama la tención el efusivo color con el que las mentes prolíficas del Consistorio han decidido redecorar las farolas, ni el verde sintético que sustituye mantillo y arbustos en las rotondas; ni siquiera las estatuas compradas al peso que aparecen diseminadas en rincones del término municipal. Parecen adornos improvisados copiados de fotografías en álbumes de diseño de estética urbana (anglosajones para nuestro pesar). El arte de hacer mal las cosas… o al menos, sin gusto.

Getafe es, desde hace tiempo, una niña desatendida, que está pasando por su etapa de adolescente sin que nadie le preste la más mínima tención. Y se ha vuelto, dicho sea de paso, rebelde y contestataria.

A Getafe no le gusta que sus representantes políticos menosprecien la cultura en todas sus expresiones, pero sus vecinos y vecinas están tan acostumbrados a ello que miran hacia otros lares cuando de llenar sus retinas se trata.

En Getafe no se habla ni de cultura, ni de arte. Sólo se habla de fútbol. Y pese a mi desaforada tendencia hacia el deporte del balón, no me parece de recibo que un producto de marketing destinado a las masas ande a años luz de distancia del culto a la creación cultural, literaria y artística.

Los mandamases del municipio han decidido aumentar un 30 por ciento la subvención económica que otorgan cada año al principal equipo de fútbol de la ciudad, hasta alcanzar los tres millones de euros. Y, ¡qué curioso!, vuelven a confluir fútbol y ladrillos, pues los propietarios del club son los mismos ex concejales que se han hecho millonarios después de dejar sus cargos. Más ayudas para los que más tienen. ¡Menuda política de izquierdas!

Getafe cubre un 20 por ciento del presupuesto anual de esta empresa privada (sociedad anónima deportiva), una nueva desproporción en relación a otras entidades deportivas y no digamos ya si hablamos de colectivos culturales o personas a título individual. Ni siquiera hay constancia de su existencia. Pero, oye, que queda divino de la muerte el alcalde cuando se hace la foto en el palco. Hasta amortizar los tres millones de euros ya pueden hincharse a sacarle fotos. Eso sí, de su perfil bueno, que desde hace tiempo es el derecho.

Y aunque lo dejo para el final, no es por ello menos importante. Mucha culpa del desaguisado cultural y artístico de Getafe la tiene el concejal de Cultura, Festejos y Personal, José Manuel Vázquez, a quién se ha llevado por delante el tren de la política. Sus preocupaciones personales, sus peleas en el seno de la agrupación socialista y su enconamiento con algunos de sus compañeros de partido, le han llevado a dejar a un lado parte de sus obligaciones. El personal del Ayuntamiento nunca ha estado tan enfrentado a sus pagadores, ni ha hecho declaraciones públicas tan definitorias de su desencuentro con el concejal. Todo un logro para su gestión.

Y ahora dice que siempre ha apostado por la Cultura ¡ja! Y anuncia grandes y colosales edificios para albergar un museo, un palacio de ópera, otro teatro… qué de cuánto. Seguramente sea lo mismo que cuando se nos intentó vender la moto del Coliseo como punto de encuentro para actividades culturales y lo único que se ha hecho allí es ampliar el graderío para los partidos del Getafe. O la plaza de toros, construida para albergar un par de actos al año…

Ni cultura, ni arte. Tan sólo el de la mentira. En eso sí es experto.