martes, octubre 24, 2006

El alcalde se esconde

Llueve en Madrid y, especialmente, en Getafe. Los hace, además, sobre mojado. El fantasma de la corrupción urbanística, que sobrevuela por encima de los principales partidos políticos en la región, amenaza con dejar huella en la autoproclamada “capital” del cinturón rojo. (Menudo momento ha escogido el alcalde, el socialista Pedro Castro, para solicitar que Getafe ostente la capitalidad de Madrid…).

La figura y la actuación empresarial del ex concejal de Urbanismo, Jesús Neira, compañero socialista y amigo del alcalde, vuelve a copar páginas de periódicos, además de artículos de opinión y confidenciales en Internet.

Su nombre aparece vinculado con el supuesto cobro de comisiones por la recalificación de terrenos (una práctica considerada ilegal) en el entorno de Perales del Río, el único lugar del término municipal que queda sin explotar, urbanísticamente hablando. Nada más y nada menos que un ocho por ciento, asegura el periódico El Mundo y corrobora El País, rotativo que le acusa, además, de cobrar sobreprecio en una promoción de viviendas de El Bercial (algunas promotoras y cooperativas ya han sido condenadas por esta práctica, también ilegal, y obligadas a devolver el dinero cobrado de más, en Parla, sin ir más lejos).

Getafe de nuevo en el ojo del huracán, asegurando el portavoz popular en al Asamblea de Madrid, Antonio Beteta, la existencia de un cartel de ex concejales que “se están forrando” (sic) después de haber planificado el desarrollo del suelo en varias localidades de la región.

¿Y mientras todo esto ocurre, qué hace Pedro Castro, el máximo responsable de lo que sucede en este municipio? Esconde la cabeza, se ausenta y deja en manos de sus concejales una defensa difícilmente creíble, por lo endeble del sustento y por lo ineficaz del planteamiento.

No es la primera vez que lo hace. Cuando vienen mal dadas, allá que se larga, cierra la boca y se parapeta tras el escudo de la institución municipal, aguardando a que escampe para volver a salir como si nada, a presentar “sueños”, como les denomina y a ofrecer cifras faraónicas para éste y aquél proyecto. Lo mismo de siempre. Bueno, lo mismo no. Hace poco se le ocurrió abrir la boca para diferenciar lo ilegal de lo “no ético” y ha dejado abierta la veda para la caza del ex concejal. Un error impropio de alguien con tanta experiencia política, ¿o no? Claro que según Richard Friedman, candidato a Gobernador del Estado norteamericano de Texas, “la política es la única profesión en la que, cuanta más experiencia tienes, peor eres”.

Pedro ya tuvo que esconderse hace años, cuando uno de sus concejales fue condenado por el cobro de favores a cambio de adjudicar obras en la Concejalía de Mantenimiento (que curiosamente estaba integrada en el área de Urbanismo de la que era titular y máximo responsable Jesús Neira). No pudo aguantar la presión mediática y se vio obligado a dejar que fuese su segundo de a bordo, Antonio Alonso (que también ha sido socio de Neira en varias de las empresas del urbanista) quien pusiese la mano en el fuego por su compañero de filas. Y acabó quemándose.

No es de recibo que quien tiene la máxima autoridad y responsabilidad en todo lo que acontece en la ciudad no tenga nada que decir en situaciones de excepcionalidad. Y la de ahora, seguramente lo es. Andará pensando que su compañero Simancas le ha hecho un flaco favor al abrir la lata de los escándalos urbanísticos y la implicación política en estos turbios asuntos.

Debería dar la cara, aún a riesgo de que se la abofeteen. Para dar explicaciones a los ciudadanos y ciudadanas de por qué Getafe anda en boca de todos, de cómo sus ex compañeros han conseguido estar en la mayor parte de las actuaciones urbanísticas de la ciudad, amparándose en la legalidad de las adjudicaciones del Gobierno municipal. No es momento de silencios.

viernes, octubre 13, 2006

El socialista antisindicalista

EL OBSERVADOR publica en el mes de octubre un Editorial que no tiene desperdicio:

No es la primera vez que el concejal José Manuel Vázquez (PSOE) es protagonista de estas líneas. Ni será la última. Seguro. Se está empecinando en ser noticia día sí y día también desde hace varios meses y, apostamos, hasta el fin de la actual legislatura.

Su última cuita ha sido el enconamiento con los sindicatos de base en el Ayuntamiento, del que Vázquez es concejal delegado de Personal y Cultura. El proceso de consolidación de los puestos de trabajo ha sido el detonante de su comparecencia obligada en los medios de comunicación locales y regionales.

El citado proceso ha resultado ser un camino de espinas para el ínclito edil. Su capacidad negociadora ha quedado en entredicho y su vena autoritaria le ha servido para recibir una sentencia judicial demoledora. Su señoría le acusa de “comportamiento antisindical”. ¡Qué lástima! Que a un socialista le llamen antisindicalista. La cuna de la lucha obrera empozoñada por un concejalete de Personal.

Resulta que a la hora de abrir la mesa de negociación, José Manuel Vázquez se las ha tenido tiesas con CCOO, uno de los sindicatos con mayor representación entre los trabajadores municipales. Como no llegaban a acuerdos concretos, el responsable político tiró por la calle de en medio, rompió la baraja y firmó el acuerdo de consolidación a solas con UGT, el sindicato afín.

Sus amigos no le protestaban o, al menos, no eran un obstáculo para salir en la foto como el “conseguidor” de acuerdos. Y para alcanzar el fin no tuvo reparos en poner a su alcance los medios necesarios, aun a riesgo de que las cosas saliesen mal, como así ha ocurrido.

Una denuncia de CCOO ha llevado todo el asunto de la negociación laboral a los juzgados y estos han dado la razón al sindicato. José Manuel Vázquez es un concejal antisindical. Así lo recoge la sentencia que le obliga a contar también con CCOO a la hora de firmar acuerdos con los trabajadores del Consistorio. Es decir, volvemos al punto de partida.

Eso sí, este asunto amenaza con pasar factura a la figura del edil, ya de por sí castigada por su gestión en las áreas que le fueron confiadas a lo largo de la legislatura. Ni en Personal ni en Cultura han salido las cosas según el libro de estilo del PSOE local. Los empleados municipales de uñas, una Cultura inexistente y unos festejos populares a la altura del betún han marcado su labor.

Un currículo poco favorecedor para aportar a las quinielas de la candidatura socialista a las municipales. Ahora que Castro (Pedro, por supuesto) ha sido (auto) designado candidato a la alcaldía y teniendo en cuenta la decisión de abogar por las listas cremallera (hombre, mujer, hombre, mujer, hombre mujer…) parece que Vázquez (José Manuel) no está en condiciones de pedir . Hay ocasiones en las que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león.

Y su nombre empieza a oirse entre aquellos a los que se les va a decir que se busquen equipo, que no tienen la confianza del míster y no van a renovar. Cultura, Deportes, Medio Ambiente… por ahí pueden ir los tiros de la renovación en las listas, siempre y cuando alguno de los primeros espadas no opte por tirar la toalla en el asunto de la sucesión y se sume a la lista de bajas. Pero este será tema a abordar en otra ocasión.

Lo cierto es que José Manuel Vázquez se ha visto envuelto en una nueva polémica que podría haber evitado de haber sacado su mano izquierda a pasear. El mismo que adjudica a dedo, que aboga por la externalización de servicios y recibe sentencias ejemplares.

Claro que, por sus obras los conoceréis.

martes, octubre 03, 2006

El ma… ma… marido de la concejala

Hay un dicho popular que reza algo más o menos así: “quien tiene un amigo, tiene un trabajo”. La facilidad con la que personas vinculadas a la res pública logran hacer hueco a amigos, parientes, compromisos y demás en puestos de trabajo relacionados con su actividad es asombrosa.

El último de los ejemplos lo encontramos en Getafe. Aquí, el cónyuge de la concejala de Juventud, Cristina González, ha sido contratado para ejercer de responsable de seguridad en la ampliación que ha llevado a cabo el centro comercial del Sector 3.

En la inauguración del citado centro comercial, hace varios días, podía verse ufano al fulano. Allí, mientras, su mujer en su condición de edil de nuestro ilustrísimo ayuntamiento, departía con unos y con otros, a sabiendas de lo segura que se encontraba en el recinto. Todo quedaba en casa.

Quien más, quien menos, tras el comentario de turno, hacían suya la ya célebre estrofa de la cantautora sevillana Raquel Winchester, con aquello de “no sabía yo que era el ma… ma… marío de la…” concejala.

Y es que no hay mejor manera de asegurarse el zurrón que tirando de cantera. Nuestra casa consistorial se asemeja a Lezama o Mareo en sus mejores tiempos. Sacar valores (nuevos o veteranos, la edad es lo de menos) se les da ahí como si hiciesen encaje de bolillos.

Eso sí, ni es el primero ni será el último de los beneficiarios por el plan de actuación en materia laboral de Pedro Castro y sus compañeros socialistas. Menudos son ellos a la hora de reducir las listas del INEM, en especial si los apellidos coinciden con algún conocido/a. Son igualitos que un amigo mío, hostelero para más señas, quien asegura contratar sólo a gente que conoce. Claro que como su agenda es cuasi infinita, la nómina que soporta cada mes borda la exageración.

Deseamos al marido de la concejala un feliz aterrizaje en el nutrido grupo de trabajadores por cuenta ajena. ¿Tendrá contrato indefinido? Seguro.