miércoles, diciembre 19, 2007

Vuelos civiles en la Base Aérea: una decisión política equivocada


La apertura de la Base Aérea para vuelos civiles es una de las peores decisiones políticas de los últimos años, muy por encima de hitos como la aplicación de la Ecotasa o los convenios del campo de golf de Perales y el nuevo estadio de fútbol. Nada ni nadie puede salir beneficiado de esta impopular medida, excepto los empresarios potentados y demás inquilinos de los aviones privados que surcarán el cielo getafeño día sí y día también. Bueno, y el Ayuntamiento, que ingresará una cantidad de dinero por dar el visto bueno a la operación, aunque aquí parece que el negocio va a ser poco rentable.

No se entiende cómo en un tiempo en el que todos luchamos por reducir los impactos ambientales (de luz, sonido y contaminación) en nuestro entorno, los responsables políticos del Consistorio hayan decido permitir hasta 36.500 vuelos anuales con entrada y salida de la Base Aérea. Un disparate con incidencia en la población civil, que será la que sufra las consecuencias del apabullante incremento del tráfico aéreo en la localidad.

¿Cuáles son los motivos que les han movido a dar el paso? ¿Porqué se intenta hacer todo con excesiva rapidez, sin tener en cuenta la opinión de los vecinos? ¿Querrá el alcalde compensar a alguien por su escalada política a nivel nacional tras ser elegido presidente de la FEMP? ¿Es ése el peaje que tienen que pagar los habitantes de Getafe? ¿Cómo es que IU apoya la medida a nivel local y en la Comunidad hablan de la necesidad de un estudio de impacto ambiental? Y si no hay todavía un estudio ambiental, ¿se han atrevido a aprobar el convenio a expensas de una negativa a su funcionamiento o ya saben de antemano que va a tener visto bueno?

Se avecina tormenta, y de las gordas. A nadie va a dejar indiferente esta decisión política. Porque son muchos, muchísimos los vecinos y vecinas afectados por el incremento de aviones y porque a nadie le gusta tener una aeropuerto a escasos metros de sus casas. Eso, además, deprecia el valor de las viviendas y reduce el atractivo de habitar en una ciudad, sea cual sea.

A los habitantes de Getafe poco o nada les importa que el convenio que pretenden aprobar AENA, Defensa y Ayuntamiento habilite el traslado de los cuarteles o aporte parte de la financiación del futuro museo aeronáutico. Seguro que cambian el museo por vetar la apertura de vuelos civiles, privados o como quiera que sean. Y en cuanto a los cuarteles, el proyecto ya había sido previsto y planteado, sin necesidad de tener aeropuerto, aunque sea de reducidas dimensiones. No cuela.

Seguro que este controvertido asunto, que los responsables municipales han querido que pase de puntillas y sin hacer ruido, va a mover de nuevo a la ciudadanía, harta siempre de sufrir las consecuencias de una gestión errática. Permanezcan atentos a nuestras pantallas.

domingo, diciembre 09, 2007

LYMA, una patata caliente que le quema al PSOE


La ingrata labor de limpiar lo que otros ensucian tiene en nuestro municipio un exponente nítido de lo que supone gestionar la suciedad de una ciudad poco lustrosa y con resultados, hasta ahora, negativos en todo lo relativo a la limpieza urbana. El ejemplo lo centramos en la empresa municipal Limpieza y Medio Ambiente, más conocida como LYMA, auténtico quebradero de cabeza de sus responsables.

Tanto es así que LYMA, bastión de la gestión de Izquierda Unida en su defensa por el empleo público y las empresas municipales fue objeto de cambio tras los últimos comicios municipales en los que pasó a ser responsabilidad del PSOE. El alcalde, Pedro Castro, había anunciado que la limpieza era un problema creciente en Getafe y necesitaba una profunda transformación a la hora de prestar este servicio al ciudadano.

LYMA ha sido y es objeto de críticas políticas, sociales y vecinales. Una empresa que mueve una cantidad tan importante de capital económico y humano y que no ha dado con el modelo idóneo para que Getafe deje de ser, a ojos de sus habitantes, una ciudad sucia y con pocas perspectivas de cambio en este sentido.

El problema endémico de la empresa municipal de limpieza (ha sido un lastre que IU no ha sabido solucionar durante las legislaturas en las que ha estado al frente de su gestión) es el absentismo laboral. El hecho de que los empleados tengan el rango de funcionarios (no de derecho, pero sí de hecho) aunque trabajen para un modelo empresarial, no institucional, no ha reducido, antes al contrario, el elevado absentismo laboral. Las bajas, ausencias y faltas diarias han causado estragos en el funcionamiento ordinario de la compañía y, por extensión, en los resultados a cuenta de la limpieza viaria.

No es la falta física la única muesca en el cinturón de LYMA. La poca o nula motivación de una plantilla a la que no se le da alternativas de mejora ni de superación también juega en contra de la mejora en el servicio. Y así, claro está, no hay empresa que mire el futuro con aspiraciones de nada.

Así la cosas, llega el PSOE y quiere poner orden en el caos que es LYMA. Y, para su desgracia, empieza a edificar la casa por el tejado. Es decir, las primeras medidas suponen enfrentamientos con trabajadores y sindicatos. Aludiendo a un plan de reajuste de la empresa, nueve despidos con indemnizaciones millonarias (se supone que de cargos directivos protegidos por IU, socio de Gobierno de los socialistas) provocan la reacción contraria de CC.OO. y la noticia salta a los medios de comunicación. Mala manera de emprender cambios.

Por si fuera poco Izquierda Unida, a expensas de la situación creada, se desvincula de las decisiones políticas capitaneadas por Cristina González, la concejala responsable de la empresa de limpiezas. A ella le ha quedado la patata caliente que supone una compañía con un gasto desorbitado y unos resultados nulos. Tan sólo hay que pasear por las calles de Getafe para darse cuenta de que la limpieza brilla por su ausencia.

Y, claro está, los que sufren las consecuencias de tal desaguisado son los vecinos y vecinas de una ciudad que, ahora que estamos en boca de medio mundo por la proyección exterior, seguimos siendo un ejemplo de lo que no se debe hacer en materia de mantenimiento urbano y limpieza de calles.

viernes, diciembre 07, 2007

Apuntes de historia

Quiero trasladaros el proyecto de blog que he puesto en marcha. Es una vieja aspiración para intentar acercar a la blogosfera retazos de historia mediante textos periodísticos. El blog, con el nombre de:
apuntesdehistoria.blogspot.com
pretende ser eso, un elemento de unión entre el periodismo y la historia.
La idea nació hace meses, pero desde ahora intentaré acometer el proyecto con más interés y dedicación, compaginando sus contenidos con la actualización de este blog sobre Getafe y sus proximidades.
Para mostraros el nuevo blog os copio, a continuación, el primer post, homenaje al mundo universitario y a sus enseñanzas de historia universal.
Lo abrí con artículo del profesor Iraset Páez Urdaneta sobre el nacimiento de las universidades europeas.

El Nacimiento de las Universidades
Iraset Páez Urdaneta*

Se tiende a reconocer que las instituciones que hoy conocemos como “universidades” emergieron como tales en el siglo XIII. La pregunta de rigor es qué sucedía antes o, en otras palabras, hasta dónde se extendía la educación de aquellas personas con los medios económicos para obtenerla.

Los antecedentes de la universidad occidental se deben remontar en la Grecia antigua (i.e., siglos V y VI a.C.) a la Academia [1], fundada por Platón alrededor del 387. La Academia era una asociación de carácter semirreligioso, orientada hacia la formación de la juventud aristocrática. Su curriculum incluía gimnasia, danza, canto, lira y poesía, matemáticas, dialéctica (arte de la persuasión) y retórica u oratoria. En la época helenística, se dio el nombre de ephebeia a un nivel superior de educación que se cursaba entre los 18 y los 20 años y que tenía un fuerte énfasis en aspectos militares y civiles. El estudio de las ciencias (matemáticas, geometría, medicina) y de la filosofía no había sido institucionalizado. Los romanos adoptaron el modelo helenístico de educación, pero incorporaron en él, como áreas de estudio, el griego clásico y la gramática latina. Sin embargo, a nivel de la educación que pudiéramos llamar “superior”, los romanos concedieron la mayor importancia a la oratoria y la jurisprudencia. Las escuelas superiores de la época bizantina, a partir del siglo V d.C., diversificarían sus currículos para incluir el estudio de la teología y moral cristianas. Sin embargo, lo más importante e innovador de la educación superior bizantina parece ser la preparación de profesionales en leyes, medicina, arquitectura y servicio civil.

Entre el siglo IV d.C. y el comienzo del XII la educación en Europa se vería reducida a las actividades de algunas congregaciones monásticas, que ofrecían un nivel de educación básica fundamentado en el currículo tradicional romano‑cristiano. El nivel de estos estudios contrasta con el de los centros que los árabes habían establecido en las ciudades españolas de Córdoba, Sevilla, Toledo, Granada, Murcia, Almería, Valencia y Cádiz. Los programas seguidos en estos centros incluían estudios más avanzados en álgebra, trigonometría, geometría, química, física, astronomía, medicina (incluyendo cirugía y farmacia), lógica, ética, metafísica, geografía, ciencias políticas y filología. Algo que llama la atención al respecto de la educación superior musulmana en España es su capacidad para integrar la enseñanza y la innovación tecnológica, pues a ellos se les acredita la invención de productos y técnicas que fueron aprovechados para el desarrollo de la agro‑industria, la navegación, la metalurgia y la producción de textiles y cerámicas.

En el siglo XI los historiadores dicen que se iniciaría en Europa un “renacimiento medioeval” resultante de la estabilización política y económica del continente bajo el sistema de explotación feudal. Algunos monasterios (particularmente el de Cister y el de Cluny) comenzaron a distinguirse más por sus actividades educativas que por su vida religiosa. Por esta época se consolida el curriculum medioeval, dividido en dos niveles: el de las artes liberales (compuesto por el trivium [gramática, retórica y lógica] y el quadrivium [geometría, aritmética, música y astronomía] y el de la filosofía (dividida a su vez en “teórica” [teología, física y matemáticas], “práctica” [ética], “lógica” [estudios más avanzados del trivium] y “mecánica” [estudios técnicos en áreas como la textil, la medicina, la agricultura, la navegación]). Para comienzos del siglo XII estas escuelas competían las unas con las otras en base a áreas distintivas de especialización. Las más prestigiosas eran sin embargo las que ofrecían los mejores estudios en trivium y filosofía lógica.

A finales del siglo XIII las competencias ya conflictivas entre estas escuelas, el número de estudiantes y de docentes en ellas congregados y las oportunidades que en ellas vieron (o temieron) las autoridades civiles y religiosas motivó una reorganización de los estudios superiores. La reorganización apuntaba tanto hacia lo curricular (y la metodología de enseñanza‑aprendizaje) como hacia la regulación de la autoridad para ejercer la docencia, a través del conferimiento de títulos. Por esta época, estos estudios superiores se institucionalizaron bajo el nombre de studia generalia, los cuales, para funcionar como tal, debían contar con una licencia papal o real. En 1158, para proteger a los estudiantes que iban de un sitio a otro en Europa en pos de tales estudios, el Sacro Emperador Romano Federico Barbaroja otorgó un número de privilegios e inmunidades a estos estudiantes (entre ellos, protección ante un arresto injusto o la extorsión, juicio ante los pares, derecho a protestar). La internacionalidad del sistema estaba garantizada por el compartimiento de una lengua común, el latín clásico, cuyo aprendizaje era central en la formación que previamente recibían los estudiantes. En el nivel de los estudios superiores, se llamaba entonces determinatio a los estudios a nivel de bachillerato, licencia docendi a los estudios siguientes y doctoratus a los estudios máximos. Otro rasgo importante es que, avalado por una bula papal, la obtención de la licencia en ciertas universidades permitía cl ejercicio de la docencia en cualquier otra.

La expresión universitas parece datar de esta época. Entonces se utilizaba para designar al cuerpo de profesores y estudiantes, no al nivel de la educación (lo que comenzó a suceder a partir del siglo XIV). Inicialmente se trataba de comunidades de estudio que se auto‑sostenían gracias a las contribuciones de los estudiantes, o, posteriormente, de los príncipes o de la Iglesia. Las comunidades eran regidas por un Rector scholarium que en algunos casos no emitía los títulos sino un dignatario eclesiástico externo llamado, al efecto, Scholasticum. La corporación gozaba de autonomía garantizada por decretos reales o papales, pero a cambio se exigía el estricto cumplimiento de algunas condiciones, entre ellas la de no hacer magisterio fuera del recinto universitario, particularmente cuando el mismo concernía al saber canónico o se apartaba de él. Las universidades, sin embargo, pronto comenzaron a ejercer ‑con la mayor discreción‑ el ejercicio de una libertad que las llevó a explorar el saber no canónico (i.e., conocimiento griego antiguo o árabe moderno), un privilegio que simbolizó con la imagen de una oca o ganso, símbolo también de la rebeldía. El estilo de vida universitaria implicó así mismo el uso de un vestuario distintivo y de ceremoniales de bautizo académico y graduación. El himno académico conocido como Gaudeamus igitur pervive todavía como parte de ese ceremonial. Su estrofa inicial es indicativa de la vitalidad juvenil del graduado universitario: “Gaudeamus igitur / iuvenes dum sumus / post iocundam iuventutem / post molestam senectutern / nos habebit humus (“Alegrémonos pues / mientras seamos jóvenes / (porque) después de la feliz juventud / después de la molesta vejez / nos tendrá la tierra”).

Las dos grandes universidades de la época fueron la de Boloña (Universitá degli Studi di Bologna) y la de París (Université de París). La de Boloña fue establecida a finales del siglo XI, con una facultad en la que se estudiaba derecho civil y canónico. En el siglo XIII se establecieron las facultades de medicina y filosofía (o artes liberales). En el siglo XVII se organizó la facultad de ciencia. Por su parte, la Universidad de París fue organizada alrededor de 1170 a partir de las escuelas catedráticas de Notre Dame. Gracias al apoyo papal se convirtió en el gran centro de enseñanza de la teología ortodoxa cristiana. Durante el siglo XIV la Universidad se dividía ya en cuatro facultades; tres “superiores” (Teología, Derecho canónico y Medicina) y una “inferior” (Artes). Cada facultad era regida por un Decano (etimológicamente, “aquel que preside a diez profesores sacerdotes”) y toda la Universidad por un Rector, que terminó siendo el Decano de la Facultad de Artes. En Inglaterra, en el siglo XIII fueron fundadas conforme al modelo académico de la Universidad de París las Universidades de Oxford y Cambridge

(La universidad inglesa se caracteriza sin embargo porque su núcleo de formación es un collegium).

En 1218, el rey Alfonso IX fundó la Universidad de Salamanca. Mas tarde, en 1254, en el reinado de Alfonso X, se establecieron seis “sillas” magisteriales: tres en Derecho canónico y una en gramática latina, artes y física, respectivamente. En las Siete Partidas, el rey Alfonso X estableció normativas especificas para el gobierno de los recintos universitarios (entre ellas, la obligación de contar con un campus abundante de aguas y jardines) y privilegios específicos para los miembros del claustro entre ellos, buena dotación de pan y vino y privilegio de ser atendido por el Rey en audiencia especial). En 1243 se fundó en la misma ciudad la Universidad Pontificial de Salamanca. Es a la primera a la que se suele asociar en el dicho de “Quod natura non dat, Salamantica non prestat” (“Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta”).

Los estudiantes de estas universidades eran, por lo general, hombres en edad madura. Para obtener la licencia docendi se debía tener por lo menos 21 años (en París, antes de los 35). Las universidades tenían sillas o cátedras cuyos ocupantes rentan derecho a ejercerlas de por vida. En algunas universidades estas sillas eran sufragadas por los príncipes. Los cursos consistían generalmente de collado (exposiciones) y preferiblemente de lecho (comentario o explicaciones de textos). Las clases solían desarrollarse de octubre a Semana Santa y después de Semana Santa hasta finales de junio. Los exámenes eran públicos.

La historia de la universidad es también una historia humana. En ella alternan los triunfos y los fracasos de muchos hombres, algunos de los cuales pagaron con su vida su profunda obsesión por el conocimiento, obsesión que les hacía saltarse las barreras de los comportamientos permitidos. Entonces también existían las rencillas profesorales, los odios surgidos por argumentaciones opuestas. Entonces eran encendidos los debates sobre si los ángeles habían sido creados antes que el cielo o sobre la procedencia de la esposa de Caín o, incluso, la legitimidad de ejecutar a alguien o no. La teología permitió un ejercicio de liberación del pensamiento por la vía de la retórica y abonó el camino para las nuevas ideas que vendrían con el movimiento conocido como humanismo. Hasta el segundo renacimiento de Europa, especialmente en los siglos XVI y XVII las grandes universidades del continente preservarían un perfil bastante conservador. El pensamiento seglar de estos siglos contribuiría a demarcar los studia divinitatis de lo studia humanitatis, lo que favorecería las circunstancias filosóficas necesarias para el desarrollo de los studia scientiarum. Entonces fueron decisivos el legado árabe que Europa recibió a través de España, la invención de la imprenta (que por ciento no fue inicialmente bienvenida por los profesores que alegaban que, teniendo cada quien una copia de los manuales y textos de estudio, los estudiantes no iban a tener necesidad de ir a los recintos de clases) y la independencia progresiva del profesorado universitario del dominio eclesiástico. La Universidad que había comenzado en el estudio de la filosofía y luego de la teología, emprendería el estudio formal de la ciencia. No seria sino tiempo después cuando admitiría como área de estudios las que hoy asociamos con el saber técnico de las ingenieras.

Deberíamos concluir entonces infiriendo varios mensajes: Primero, que la Edad Media no pudo haber sido tan oscura ‑como suele afirmarse‑ si en ella se inventaron las universidades. Segundo, que la universidad es el producto de un fuerte idealismo histórico que se afinca en la creencia de la liberación del hombre por la vía del conocimiento. Tercero, que la universidad se encuentra en la simiente de todos los aciertos del hombre occidental y contemporáneo, al que no sólo ha educado sino también transmitido la herencia de quienes le precedieron en la obra civilizatoria. Se le llama así Alma Mater porque de ella se nutre esencialmente el optimismo que llamamos futuro.

“La investigación de la verdad es, en un sentido, difícil; pero, en otro, fácil. Lo prueba el hecho de que nadie la pueda poseer completamente ni equivocarse del todo, sino que cada uno dice algo sobre la Naturaleza; y aunque individualmente sea poco o nada lo que contribuye a ella, de todos reunidos se forma una cierta grandeza”. Aristóteles, Metafísica, 993a 30‑b4


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*(Fallecido) Fue Decano de Estudios Generales. PhD en Lingüística (Universidad de Stanford, EUA).

jueves, diciembre 06, 2007

El "Geta" se la juega en Dinamarca


Pocos, muy pocos, imaginaban hace tan sólo dos años que un día como hoy íbamos a estar pendientes de las peripecias futboleras del Getafe por la vieja y bella Europa. Pero su trayectoria deportiva nos lleva a escribir este post reconociendo el valor que tiene para la ciudad la aventura europea de un equipo recién nacido al mundo del fútbol profesional, y al que ya le cuelgan la vitola de "maduro", como los habanos.

Recinetemente hemos asistido a una de las muchas "lindezas" verbales a las que ya nos tiene acostumbrados el alcalde y presidente de la FEMP, Pedro Castro. Fue en el canal de televisión Onda 6 donde se atrevió a pronosticar que el Getafe apuntaba a "Champions" a partir de la próxima campaña. así, sobre el papel, parece osado, no sólo plantearlo, sino pensarlo. Pero, ¿y si acierta? Hasta ahora, el Getafe y su presidente, Angel Torres, han dado muestras más que suficientes para sostener, no una flor, sino todo un florero en su partes nobles. Claro, que como suele decir Castro, "es bueno soñar".

Anécdotas al margen, hoy jueves, Día de la Constitución, el Getafe se la juega en Dinamarca. Un resultado positivo le abrirá, de par en par, las puertas de una nueva ronda en la UEFA y la posibilidad de seguir haciendo historia. Y, pegados a la televisión, muchos aficionados quieren ver cómo el equipo les alegra este largo puente festivo.

En el horizonte, puestos a pensar, asoman nombres de posibles rivales con enjundia, historia y hasta leyendas dentro del balompié europeo. Bayern, Everton, Hamburgo... suenan bien como rivales en un cruce de octavos. Pero para ello hay que salvar el escollo danés, equipo al que conoce bien el técnico azulón, Michael Laudrup y sus ayudantes.

Y así, abriendo un hueco al futbolero que todos llevamos dentro, un pequeño apunte para pedir a la diosa fortuna que se acuerde de los intrépidos, pocos eso sí, que han viajado hasta el Mar del Norte acompañando al equipo. Los hay que incluso insinúan que el alcalde de Leganés podría formar parte de la expedición (no sería la primera vez que Montoya viaja con el Getafe por Europa) como un aficionado más.

Europa está a nuestros pies.

lunes, diciembre 03, 2007

El nuevo superconcejal


La composición del Gobierno municipal de Getafe, por tradición, nos ha venido dejando la figura del “superconcejal”, aquel a quien se le encargan más labores que al resto y se ocupa de un mayor número de delegaciones. Siempre, desde que Pedro Castro es alcalde de la localidad, es decir, siempre, ha existido un “hombre fuerte” del Gobierno y, por consecuencia, del partido mayoritario que lo sustenta: el PSOE.

A este concejal, también hay que decirlo, generalmente le ha tocado bailar con la más fea. Me explico: sus Concejalías han sido, también históricamente, la que más problemas dan a la ciudad, las más complicadas desde el punto de vista de la gestión y las más farragosas a la hora de explicar al vecino qué y cómo se ha hecho la labor política.

Para esta nueva legislatura el cambio iba a ser tal que, por primera vez, una mujer podría habera asumido el cargo de primera teniente de alcalde, además de ostentar las Delegaciones de Presidencia, Seguridad y Hacienda, pues su nombre sonaba para esa concejalía. ¡Ahí es nada! Sara Hernández figuraba en las quinielas para ser la elegida para el cargo, convertida en superconcejala, guiada de la mano del veterano alcalde. Crear un poso de futuro para un Ayuntamiento que anda necesitado de renovación y de savia nueva y fresca.

Pero las intenciones del mes de mayo, cuando el PSOE trabajaba para conformar Gobierno con IU quedaron en saco roto.

Y es David Castro el responasble de Hacienda (la más complicada, la de la tasa de basuras, la de los impuestos, la de los pagos, la de los marrones). El nuevo “superconcejal”, que suma el área económica del Consistorio a su tarea como responsable de Desarrollo Económico, donde gestiona GISA y las nuevas áreas industriales de la ciudad (un nuevo maná para las arcas municipales en el que se mueven millones de metros cuadrados de suelo), amén del comercio, grande y pequeño.

Sara y David son, una por cercanía y el otro por razones obvias, los integrantes de la particular “guardia de corps” de Pedro Castro. Ahora que el primer edil vive sus momentos más dulces a nivel nacional, es cuando más desencantados tiene a sus propios concejales. Hasta ocho, de los trece con los que cuenta en el Gobierno municipal, no están nada satisfechos con la forma de afrontar la política local y los problemas que en los últimos tiempos andan emborronando el nombre de Getafe a cuenta del ladrillo. Y Pedro Castro se escuda en su hijo para hacerse cargo de una concejalía traicionera pero con peso específico.
Es el nuevo “hombre fuerte” y llega para quedarse como tal el tiempo que haga falta. O, mejor dicho, el que el alcalde-presidente quiera.