jueves, abril 24, 2008

Nervios, nervios, nervios…


Llegó la hora de tomar decisiones dentro del PSOE getafense. Lo que quedó aparcado antes de la celebración de las elecciones generales vuelve a estar ahora encima de la mesa. ¿Y qué es lo que quedó? Ni más ni menos que las responsabilidades derivadas del denominado caso PSG, en el que la aparición de unas grabaciones que desvelaban conversaciones entre el administrador único de la empresa ladrillera David Moreno y el concejal de Urbanismo Santos Vázquez pusieron a Getafe en el candelero informativo.

Como digo, Pedro Castro decidió aparcar en aquel momento cualquier tipo de decisión y optó por la cautela hasta que llegasen tiempos ¿mejores? Y como quiera que el tiempo, implacable, marca el devenir de las cosas (¡joder el misticismo!) parece posible que haya llegado la hora de la verdad.

Castro quiere que Santos asuma sus errores políticos (es el único que por el momento aparece en grabaciones más o menos sospechosas) y salga por la puerta de atrás, sin hacer ruido y evitando los focos y las portadas de los periódicos locales. Vamos, que le ha exigido que renuncie a su cargo.

Pero, hete aquí que el edil de Urbanismo no quiere comulgar con rueda de molino (expresión popular que viene aquí a colación de no aceptar algo que a uno le resulta perjudicial) y ha puesto condiciones. No le importaría salir del Ejecutivo local, pues no se encuentra cómodo con sus actual situación, convertido en el punto de mira de todos los que quieren disparar al Consistorio getafense, pero tampoco está dispuesto a aceptar una rendición incondicional.

Después de las remodelaciones sufridas en la Administración central con el nuevo Gobierno ZP han intentado buscarle acomodo en el Consejo Superior de Deportes, pero el cargo que le han ofrecido no resulta de su agrado. No quiere irse de “conserje” a Madrid.

Ante esta situación han comenzado a aflorar los nervios dentro de la familia socialista. Y con ellos los dimes y diretes. Que si el de Cultura va a ser el próximo de Urbanismo, que si el hijo del alcalde se postula como nuevo “hombre fuerte”, que si los fieles a Santos Vázquez andan pensando en romper la disciplina de partido… ¿qué? Sí, alguno de ellos ha comentado en "petit comité" que han llegado a plantearse la posibilidad de dejar a Castro y los suyos con un palmo de narices. Eso sería dejarle en minoría. ¿Se atreverán?

La semana ha estado salpicada de comidas improvisadas para templar gaitas y tener a recaudo a los insurrectos, por más que éstos y éstas mostrasen su vehemente disconformidad en céntricos restaurantes del municipio.

Todavía no hay decisión definitiva al respecto del presumible cese de Vázquez, pero las desavenencias han abierto otro conflicto más para el alcalde de los alcaldes.

domingo, abril 20, 2008

Auto de fe


Me confieso hereje. Es verdad. Como también lo es que durante varias semanas he dudado si el mío era más bien un ejercicio de apostasía. Pero ahora lo tengo claro. Apóstata, no. Hereje, sí.

Teniendo en cuenta la ola de fervor futbolístico y futbolero que ha inundado la vida social, política y económica de Getafe pienso, y así lo manifiesto, que hay determinados aspectos de la información que nos ha llegado en forma de monzón azul que resultan turbios, cuando no oscuros. Situaciones que ponen en duda la autenticidad del deporte del balompié, aunque no por ellas debo renunciar a sus principios.

Antes de nada, es conveniente recordar que el Getafe CD SAD es una empresa privada, una mercantil que ocupa espacios públicos y recibe subvenciones millonarias a cuenta de las arcas municipales. Y todavía hay más.

No parece muy lógico, por tanto, que, a cuenta del convenio suscrito entre el Consistorio y la entidad privada tengan que ser los vecinos de Getafe los que carguen con los 500.000 euros que ha costado reforzar la iluminación del Alfonso Pérez para la visita del Bayern de Munich (todavía escuece la cruel eliminación a manos del gigante alemán) y cumplir con las exigencias de ese monstruo que todo lo puede y que se llama UEFA. Porque el club, con ese partido de fútbol, ha obtenido beneficios millonarios suficientes como para afrontar la reforma lumínica que, a fin de cuentas, sólo a él le beneficia, ya que se ha convertido en el único inquilino de una instalación deportiva nacida, según el alcalde Pedro Castro, para “albergar espectáculos deportivos y culturales”, pero que el tiempo y el oportunismo de unos pocos se han encargado de finiquitar.

No está bien que nos hagan comulgar (teniendo enfrente cuestiones tan evidentes) a cuenta de sermones sobre el momento histórico al que se han enfrentado los jugadores azulones en las últimas semanas. ¡Si alguien consigue explicarme qué tiene que ver eso con los favores pecuniarios, que aparezca por aquí! Que cada cual se las apañe como buenamente pueda.

Más grave parecen aún las alusiones y pseudos amenazas para conseguir luz verde de los peperos madrileños a la permuta de terrenos que facilite la construcción de un nuevo campo de fútbol. Con el actual recientemente remodelado y adaptado a las necesidades de la LFP (la que rige el campeonato doméstico) mediante desembolso económico con dinero público (otra vez las ayudas) y la constatación de que la masa social es la que es 8el campo no se llena nunca), se hace poco creíble el argumento del cambio de sede.

Que Pedro Castro y Angel Torres van de la mano en este asunto no es decir nada nuevo. Que a ambos les mueven intereses (espero que no sean idénticos) coincidentes, también. Pero que sus alocuciones al respecto en las vísperas de importantes encuentros que han acaparado la atención de todos se han salido de madre es algo que convendría analizar. Y muy despacio. Como también de quién o quiénes son los terrenos que se pretenden permutar con la capital para una posterior cesión al club privado.

Intentar doblegar la voluntad de las administraciones a costa de igualar al Getafe con Real Madrid o Atlético en cuanto a trato es asunto estéril. No porque aquí no se merezca trato igualitario, que sí. Sino porque la diferencia en las convenios urbanísticos firmados y apalabrados con los dos clubes capitalinos (operaciones urbanísticas también de escandalosos beneficios para entidades futbolísticas privadas) es que éstos disponían de patrimonio propio que han permutado para especular con sus terrenos. El Getafe, que vive de alquiler a bajo precio, no dispone de tal patrimonio y quiere lograrlo a través de cesión pública. No, no está nada bien.

Aprovechar la corriente para arrastrar a todo el mundo al islote en que alcalde y presidente se encuentran es algo ajeno a lo que se mueve en el rectángulo de juego, donde es el balón el que pone y quita razones. Y ahí empieza y termina la crítica a sus intentonas.

Responde este voluntario auto de fe, que se convierte en escarnio público a través de las páginas de este blog, a las llamadas de quienes se confiesan devotos del inoco azulón en público y aprovechan el paraguas de la intimidad y las reuniones privadas para criticar abiertamente las actuaciones que a nivel institucional están llevando a cabo Angel Torres, presidente, y Pedro Castro, alcalde. A ambos les llueven piedras por todos los lados, incluso de aquellos que se hacen la foto en momentos de éxtasis informativo y mediático.

La hipocresía habitual de esa clase política, económica y social se hace más evidente ante la envidia de los éxitos del vecino (ya sea amigo o enemigo). Y todo eso, que muchos susurran y caso ninguno reconoce, hacía necesario este post. Para enseñarles o, al menos, allanarles el camino. Si es que hay alguien más que se atreva a pisarlo. Aviso que es complicado el momento para la crítica a cara descubierta.