Mientras el alcalde, Pedro Castro, le ha retirado la firma a la concejala de Medio Ambiente, Sandra Escudero, por problemas de partido y lo justifica con unas declaraciones difícilmente creíbles, el edil de Cultura, José Manuel Vázquez, anda metido en problemas por culpa de una pluma liviana, en exceso ligera.
Vázquez, ni corto ni perezoso, ha adjudicado a dedo la privatización del programa de fiestas y se ha tomado la molestia de firmar una carta en la que sugiere a los comerciantes de Getafe a que colaboren con la empresa que tiene previsto editar la publicación. O sea, desfachatez por partida doble.
El concejal ha permitido a una empresa editorial el uso del escudo del Ayuntamiento para publicitar un producto comercial privado, ha firmado un contrato sin contar con el visto bueno de la secretaria del Ayuntamiento, ni con la Junta de Gobierno local (solidaria, por cierto, de los errores del concejal) en el que, además, no coinciden los ejemplares con los que ofrece la empresa a los comerciantes y participa directamente del fraude. Y para intentar salir del atolladero piensa poner en marcha un concurso que legitime el proceso. Algo que ya ha nacido viciado y que no tiene visos de solución, por la actitud negligente del responsable de la Cultura en nuestro municipio.
Si tuviera sensatez, dimitiría. Por amparar actuaciones que benefician a una empresa determinada en detrimento de otras; justo lo contrario del mandato exigido por los ciudadanos y ciudadanas de Getafe cuando le eligieron como cargo público: velar por el bien general, por coaccionar a los comerciantes a través de una carta con su firma, por tomar decisiones arbitrarias.
Debería dimitir.
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