La visita que la presidenta regional Esperanza Aguirre realizó este lunes a Getafe, con motivo de la remodelación de un Centro de Formación en el Sector 3, sirvió para poner de manifiesto, una vez más, que Aguirre le tiene tomada la medida a Pedro Castro, alcalde del municipio. Tan acostumbrado está el regidor a quedar en un segundo plano en las visitas de la presidenta, que asume, con resignación, su papel y se limita a quedar lo mejor posible en las fotografías.
Ya ocurrió con motivo de la inauguración de la Catedral de La Magdalena. Enfadado Castro por la publicidad que el PP local está haciendo de los logros de la Comunidad y el rédito político conseguido por José Luis Moreno ante la gestión del Ejecutivo regional, amenazó con un boicoteo dialéctico del citado acto en su turno de palabra. Esperanza Aguirre, dura donde las haya, suprimió los discursos políticos.
Claro que, lista ella, los oradores de esa tarde (obispo y arquitecto) se empeñaron en resaltar una y otra vez las bondades de la Comunidad de Madrid y su acierto en la remodelación del templo.
En esta ocasión fue aún peor. Castro acudió a un acto programado para el lucimiento personal y político de Aguirre. Hasta poco antes de la visita, el PSOE local estuvo barajando la hipótesis de no acudir en señal de protesta. Desistieron del plante, pese a las voces críticas dentro del partido.
El alcalde se encontró rodeado de estrellas rojas, de anagramas de la Comunidad de Madrid y frente a un enorme panel que explicaba las inversiones regionales en Getafe. Y allí tuvo que hacerse la foto, junto a Esperanza Aguirre y Juan José Güemes, consejero de Empleo y Mujer, feliz y radiante por la apertura de un centro al que han destinado seis millones de euros.
Tras los discursos la presidenta regional se despidió de Castro con un contundente: “alcalde, si nos disculpas, vamos a tomar un café con afiliados de Partido Popular en Getafe” y le dejó con un palmo de narices, sin saber dónde meterse y encontrando, por fin, el refugio en su hijo David, concejal de Desarrollo Económico, ante la ausencia de David Lucas y Santos Vázquez, que dejaron abandonado a su suerte al jefe de filas.
Esperanza Aguirre, mientras, se daba un nuevo baño de populismo por los comercios del barrio, recibiendo el saludo de comerciantes y vecinos y haciendo alarde de su pragmatismo para sacar ventaja en cualquier distancia, por muy corta que sea.
Pedro Castro sabe que todavía deberá afrontar varios desplantes como el del lunes hasta las elecciones de mayo. Por mucho que ahora intente rebajar las tensiones y hacer un esfuerzo por acercar posturas, la situación se antoja complicada. Que Aguirre no está en política para hacer amigos entre los alcaldes socialistas, es algo más que evidente.
Como también lo es que desde Getafe se ha intentado echar un pulso a la Comunidad a sabiendas del riesgo que se corría y quizá minusvalorando la fortaleza de su oponente.
El alcalde no va impedir que la presidenta regional se luzca en Getafe. Pero sí pensar qué debe hacer para no acabar, como últimamente le ocurre, a la altura del betún.
1 comentario:
Se que no es el lugar mas apropiado, espero que no te moleste este comentario.
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