Un comité y una asamblea general del Partido Socialista de Getafe con el asunto PSG como telón de fondo. Mucho ruido para un conflicto que no encuentra solución y que está dejando demasiadas víctimas por el camino.
Este podría ser el resumen de lo que acontece en la vida política getafense después de que viesen la luz unas grabaciones en las que el concejal de urbanismo, Santos Vázquez, y el administrador de PSG, David Moreno, hablaran sobre posibles soluciones al caso y dejasen entrever supuestos “amaños” en el proceso de adjudicación. Todo con la vitola de supuesto o presunto y con los tribunales de justicia como receptores de querellas criminales.
El punto de partida del conflicto político en el PSOE local arranca mucho antes, aunque el detonante de las cintas no ha hecho sino evidenciar que nada es lo que parece en las huestes socialistas. Conceptos distintos a la hora de administrar el suelo y los sistemas de gestión del urbanismo (expropiación, compensación, cooperación, palabras que a los ciudadanos de a pie les suenan a proyectos de ONGs) han ido socavando la unión de Pedro Castro y sus acólitos hasta dejar en evidencia que hay más clanes que en una película escocesa.
Pero vamos a lo que nos ocupa. Las diferencias entre Castro y Santos Vázquez han estado latentes desde el mismo momento en que el último se hizo cargo de la cartera de Urbanismo, heredada de Francisco Hita, amigo suyo, que a su vez la asumió de manos de Jesús Neira. Los tres, junto a Alonso, han sido históricamente defensores de los mismos criterios políticos en lo que a suelo se refiere.
Que Vázquez y el alcalde no comulgan en el mismo plato es de todos sabido y también que a Pedro Castro las voces disonantes no le gustan nada. Por eso, la aparición de las cintas ha abierto la veda para que el primer edil y secretario general de los socialistas locales emprenda la cacería de su concejal de Urbanismo. Ya lo dijeron los dos en el momento en que el escándalo alcanzó el cenit. Que había un total apoyo desde el punto de vista personal, pero que a nivel político ya llegaría el momento de hablar.
Y ese momento ha llegado. La pasada semana en dos ocasiones distintas y con el mismo escenario: la sede socialista de la calle Cuenca. En un comité local y en una asamblea en la que Pedro Castro no tuvo el triunfo aplastante que él hubiese deseado. El mismo día en que arrancaba la campaña electoral Santos Vázquez logró sumar aplausos a su discurso asambleario, poniendo sobre la mesa lo que ya se intuía, que el liderazgo de Pedro Castro ofrece síntomas de desgaste.
Lo que no ha conseguido el tiempo ni las batallas políticas que con especial crudeza se han vivido en el ámbito local, parece que lo está consiguiendo el conflicto PSG. Desatar la convulsión en el PSOE getafense, hasta el punto de abrir una brecha de consecuencias insospechadas, con los dos bandos recabando apoyos y con comentarios de barra de bar que ya auguran dimisiones, ceses, espantadas y vaya usted a saber hasta dónde es capaz de llegar la rumorología de cañas y torreznos.
Lo cierto es que no corren buenos vientos para los socialistas que no saben cómo acabar con el problema y que, además, reciben la puntilla de manos de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, saliendo en defensa de los cooperativistas que reclaman sus viviendas. Esto les han puesto todavía más nerviosos, dudando de qué hacer para acertar en este controvertido asunto.
La pelea política a nivel interno está servida dentro del PSOE; con la ola de los escándalos bajando desde las faldas del cerro Buenavista, falta saber a quién se va a llevar por delante y a cuántos más arrastrará.