Llegó la hora de tomar decisiones dentro del PSOE getafense. Lo que quedó aparcado antes de la celebración de las elecciones generales vuelve a estar ahora encima de la mesa. ¿Y qué es lo que quedó? Ni más ni menos que las responsabilidades derivadas del denominado caso PSG, en el que la aparición de unas grabaciones que desvelaban conversaciones entre el administrador único de la empresa ladrillera David Moreno y el concejal de Urbanismo Santos Vázquez pusieron a Getafe en el candelero informativo.
Como digo, Pedro Castro decidió aparcar en aquel momento cualquier tipo de decisión y optó por la cautela hasta que llegasen tiempos ¿mejores? Y como quiera que el tiempo, implacable, marca el devenir de las cosas (¡joder el misticismo!) parece posible que haya llegado la hora de la verdad.
Castro quiere que Santos asuma sus errores políticos (es el único que por el momento aparece en grabaciones más o menos sospechosas) y salga por la puerta de atrás, sin hacer ruido y evitando los focos y las portadas de los periódicos locales. Vamos, que le ha exigido que renuncie a su cargo.
Pero, hete aquí que el edil de Urbanismo no quiere comulgar con rueda de molino (expresión popular que viene aquí a colación de no aceptar algo que a uno le resulta perjudicial) y ha puesto condiciones. No le importaría salir del Ejecutivo local, pues no se encuentra cómodo con sus actual situación, convertido en el punto de mira de todos los que quieren disparar al Consistorio getafense, pero tampoco está dispuesto a aceptar una rendición incondicional.
Después de las remodelaciones sufridas en la Administración central con el nuevo Gobierno ZP han intentado buscarle acomodo en el Consejo Superior de Deportes, pero el cargo que le han ofrecido no resulta de su agrado. No quiere irse de “conserje” a Madrid.
Ante esta situación han comenzado a aflorar los nervios dentro de la familia socialista. Y con ellos los dimes y diretes. Que si el de Cultura va a ser el próximo de Urbanismo, que si el hijo del alcalde se postula como nuevo “hombre fuerte”, que si los fieles a Santos Vázquez andan pensando en romper la disciplina de partido… ¿qué? Sí, alguno de ellos ha comentado en "petit comité" que han llegado a plantearse la posibilidad de dejar a Castro y los suyos con un palmo de narices. Eso sería dejarle en minoría. ¿Se atreverán?
La semana ha estado salpicada de comidas improvisadas para templar gaitas y tener a recaudo a los insurrectos, por más que éstos y éstas mostrasen su vehemente disconformidad en céntricos restaurantes del municipio.
Todavía no hay decisión definitiva al respecto del presumible cese de Vázquez, pero las desavenencias han abierto otro conflicto más para el alcalde de los alcaldes.