Las últimas semanas (por no hablar de los últimos meses) Leganés ha sido noticia día sí y día también. Por desgracia, el hecho de que un municipio sea noticia tiene que ver con sucesos desgraciados, conflictos en las administraciones y problemas derivados de la gestión local. Por sistema.
Leganés ha aparecido en medios de comunicación locales, regionales y nacionales a cuenta de numerosos incidentes, incontrolados unos, pero motivados por unos políticos incompetentes otros. El caso de la terraza de verano en el campo del Leganés es el más evidente de los desastres en la gestión. Ni saltándose a la torera las ordenanzas municipales con oscuras y truculentas triquiñuelas han podido las mentes pensantes del Ayuntamiento salirse con la suya. Han intentado buscar vericuetos a la Ley, pero les ha salido el tiro por la culata.
Un garito y 600.000 euros de subvención. Esa es, además de gastos diversos al tratarse el campo de Butarque de una instalación municipal, la aportación que el Ayuntamiento ha realizado al Club Deportivo Leganés en 2008. Casi nada. Un garito para las noches de verano en un recinto que debe servir para la actividad deportiva y que quieren convertir en discoteca para lucrar a los mismos de siempre. Lamentable.
Ya lo pueden vestir como lo vistan. El asunto es demencial, amén de que la excusa del alcalde Gómez Montoya para justificar los permisos raya lo profano. Y claro, como no saben qué están haciendo, se equivocan. Ahora ha sido la Comunidad de Madrid la que asegura que para los espectáculos previstos y programados hace falta licencia especial y no la hay. Y el propietario de la adjudicación enfadado, lógicamente, porque ha invertido una importante cantidad de dinero y está tardando más de la cuenta en empezar a recuperar esa inversión. Que se lo reclame a los que le han dado el visto bueno sin pararse a pensar en las consecuencias. Aunque, a buen seguro, mirarán para otro lado y culparán a los demás. Como siempre.
Leganés, además, es noticia por sucesos relacionados con la violencia asociada al ocio del fin de semana. Un problema de seguridad ciudadana al que hay que aportar soluciones urgentes y contundentes. Mientras los políticos dirimen sus disputas en clave interna, la sociedad camina por otros derroteros. Primero, las quejas vecinales por la inseguridad, el trapicheo y los pequeños delitos. Luego las peleas en zonas de copas, los apuñalamientos y la desgracia. Una concatenación de hechos que ponen de manifiesto la existencia de un problema que demanda actuaciones.
Ahí es donde deben mostrar eficacia nuestros gobernantes, no en solventar licencias para que amigos, conocidos o quienquiera que sea haga negocio en dependencias municipales. Que pongan su empeño en dar respuesta a los ciudadanos. A nosotros no tienen que convencernos de nada. Escépticos por naturaleza.
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