No. Hablo de los 200 trabajadores municipales del Ayuntamiento de Getafe que viven estos días en un sinvivir por culpa de las negociaciones de los presupuestos para el año 2010. Y es que, según hablan hasta las paredes de la Casa Consistorial, los planteamientos de las cuentas municipales obligan al Gobierno local a reducir hasta en diez millones de euros las partidas relativas al capítulo uno de los citados presupuestos. Esto, ni más ni menos, significa que la “tijera” habría que meterla en el núcleo mismo de la plaza de la Constitución.
La semana, según me cuentan, está siendo de las de aúpa, con reuniones a todas horas y de todos los tamaños y colores. Ahora, que se acerca el día en el que las cuentas deben ser aprobadas. Eso será, si no hay contraorden, el próximo martes, 3 de noviembre. Mientras llega el día D Pedro Castro y su equipo trabajan a marchas forzadas para que cuadren las cifras y poder sacar adelante tan importante Pleno.
El PP, por descontado, no les va a apoyar, y su socio de Gobierno les está apretando las “clavijas”. Buena parte de culpa la tienen los propios socialistas, que no han contado con IU hasta última hora para negociar las cuentas. Y, claro está, los Viondi, Coy y compañía han montado en cólera por el desplante que les han hecho desde el despacho de al lado.
Con relación o sin ella ya se ha producido dos concentraciones de protesta a las puertas del Ayuntamiento para denunciar una posible privatización de los servicios municipales en instalaciones deportivas de Getafe Norte y Alhóndiga. Los sindicatos quieren dejarse oír antes de que haya decisión firme. Por ahí pueden irse algunos de los 200 puestos.
Los hay en el Ayuntamiento que no entienden cómo quieren cercenar una importante cifra de empleos, mientras algunos cargos de confianza (muy cercanos al alcalde) han cumplido ya la edad de jubilación y siguen en sus cargos (espléndidamente remunerados, por cierto) tomando decisiones que afectan al conjunto de los empleados municipales y “manejando” la segunda planta.
Algunos de esos (de los “mosqueados”, digo) estarían dispuestos a promocionar el “funcionaricidio” y “adelgazar” la nómina del Ayuntamiento, siempre y cuando les dejasen elegir, al menos, una veintena de “compañeros” en el “destierro”. Ya les digo yo que iba a ser, cuando menos, divertido.
Lo cierto es que la actual situación de crisis que vive el Ayuntamiento, que no es ajeno al comportamiento del conjunto de la sociedad, va a suponer que la negociación de las cuentas del próximo año sea la más dura de las últimas legislaturas. Y lo que es peor, tiene todas las papeletas para no dejar contento a nadie. Ni a los que gobiernan, ni a sus socios, ni a la oposición, ni a los trabajadores. Y no digamos ya a los vecinos, que son quienes les pagan a todos ellos y los que sufren sus errores. Sus múltiples errores.