Un brillante e imponente poema a modo de reflexión. Porque algunos no saben mirar más allá de sus narices:
El pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como amontonó, vivía
brillantemente sombrío
y el agua le sonreía.
Tan sombrío llega a estar
que el agua no le divierte;
y después de meditar
tomó el camino del mar.
Es decir. el de la muerte.
Reíste tú junto al río
niña solar. Ese día
el pez más viejo del río
se quitó el aire sombrío.
Y el agua te sonreía.
1 comentario:
Cada día leo los blogs de los amigos y, sobre todo, de Getafe. Se van transformando, van madurando -como cada uno con los años- y de vez en cuando sorprenden con instantes y momentos como este de Miguel. Él sólo sobra a quién y por qué dedica este poema/canción en este 'instante' o 'moento' de silencio suyo. Lo simple o lo bueno, lo bueno o lo simple: una canción de Camarón -Fandango, creo- o el poema de ese instante de Miguel Hernández que sabemos dedicó a su hijo -estaba en la cárcel de Ocaña cuando lo escribió-. Ámbos en mi admiración y, cómo no, junto a Miguel en la amistad.
Has elegido un poema muy significativo y profundo.
Lo siento, no he podido evitar comentar....
Un saludo y abrazo
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