A lo largo de las últimas semanas han sido varios los bloggeros getafenses que se han aventurado en sacar a la luz posibles encuestas acerca de la intención de voto en nuestra ciudad. Y más allá de las medias verdades que las diferentes fuentes informativas nos hayan querido contar, lo que parece claro es que el panorama político de Getafe va a ver cómo cambia su tradicional estructura allá por el mes de mayo de 2011.
A estas alturas de legislatura a ninguno de los tres partidos con representación municipal (PSOE, PP e IU) le cuadran las cuentas. Ni a unos para mantener mayoría absoluta, ni a otros para ser opción de Gobierno, ni a los terceros para mantener coaliciones post electorales.
La más que posible irrupción de UPyD, el partido “rosa” de Rosa Díez, tiene a más de uno preocupado y aventurando qué podrá suceder de aquí a un año, más o menos. Bien es cierto que para acceder al Salón de Plenos de hecho y derecho hace falta sumar, al menos, un 5% de los votos. Y en Getafe, eso supone unos cuantos miles de ellos, nada fácil, por otra parte. Ya lo intentaron ex militantes, colectivos vecinales y desencantados, que se quedaron a las puertas de la casa Consistorial.
Pero hagamos aquí y ahora un ejercicio de prestidigitación y coloquemos a los “nuevos” políticos en una sala de reuniones de nuestro Ayuntamiento. ¿Qué harían con la llave que se les supone?
Ya hay quienes hablan y no paran de ello. Su candidato a candidato, José Luis Morato, experto en logística, tendría, en ese caso, una difícil papeleta. Él, que en su día fue afiliado al Partido Popular (algunas malas lenguas dicen que su relación con el actual presidente de los populares no fue del todo buena y que, insisten las mismas lenguas, se la tiene “guardada”) podría verse etiquetado con el cartel de “desencantado” que arrastran muchos y muchas de los que han llegado a UPyD desde la actividad de otros partidos políticos.
Pactar o no pactar, esa debería ser la cuestión. La disciplina de partido es una maxima que, haciendo de tripas corazón, los políticos asumen para evitar males mayores, aunque en la torre de babel política de esta nueva formación podría suceder cualquier cosa. Quizá lo más inteligente sería dejar hacer a la lista con mayores votos (y más aún con los antecedentes relatados) antes de tomar decisiones de desgaste para el futuro.
Y volviendo a las cuentas, es por ello que ya han comenzado los contactos entre los que están, pero no son y los que aspiran a hacerlo. Lo malo del éxito o del fracaso es la delgada línea que los separa.