Dentro de la particular cruzada que diferentes colectivos y asociaciones vecinales han emprendido contra la política social y vecinal del Gobierno municipal, cobra especial relevancia la protesta de los ciudadnos que residen en el entorno de la Plaza de Toros, en el barrio de El Casar.
Tan enfadados están con Pedro Castro y su grupo de concejales que han llevado su malestar a la red de redes, creando un blog informativo y de opinión. Bajo el nombre de elayuntamientonostorea.blogspot.com han decidido elevar a internet sus protestas.
Los vecinos afirman sentirse engañados por el Ayuntamiento en todo lo relativo al uso que sobre esa instalación municipal se les había prometido. Ya en el año 2002, Pedro Castro les firmó una carta de su puño y letra en la que les aseguraba que en la Plaza de toros no se habilitaría ningún espacio de ocio relacionado con pubs, discotecas ni nada parecido. Ahora, los vecinos esgrimen esa carta para dar una muestra del engaño que dicen sufrir por parte de la Administración local.
Su enfado se multiplica con creces cuando hablan del hijo del alcalde, David Castro, concejal del barrio Getafe Norte. Le acusan de “torearles”, (de ahí el peculiar nombre de su cuaderno de bitácora en la red) y de ausentarse en las reuniones pactadas con los representantes vecinales. Así, dicen, y no les falta razón, que no necesitan concejales que velen por sus intereses.
El tercer punto de su momumental “cabreo” llega cuando hablan de la figura del presidente de la Asociación de Vecinos de Getafe Norte, aquien le acusan de estar más preocupado de contentar al Ayuntamiento que de trabajar por los intereses de los vecinos. Además, le relacionan con funciones ajenas, más próximas a la construcción de viviendas en nuevos barrios que de estar centrado en las necesidades de Getafe Norte.
Son vecinos que se enbcuentran desencantados por la forma en la que el Ayuntamiento está gestionando un problema que dice, no debería haberse generado. El uso de la Plaza de Toros como “discoteca de verano” ha incumplido las ordenanzas mediomabientales en materia de ruidos. Ahí es donde inciden cuando demandan la eliminación de nuevos usos del coso taurino.
Porque la empresa que ha estado trabajando durante todo el verano merced a una adjudicación directa (sin el pertinente concurso público para poder utilizar una instalación de estas características) ya ha anunciado en varios medios de comunicación que la experiencia piloto de esta verano piensan repetirla con más fuerza y contenidos durante la próxima campaña estival.
Los vecinos no están por la labor de consentirlo y llevan varias semanas alzando la voz para demandar actuaciones por parte de sus representantes municipales.
Por desgracia, el movimiento vecinal en el barrio de Getafe Norte no es el único que se está produciendo en nuestra localidad en los últimos tiempos. La creación de nuevas asociaciones y plataformas vecinales con un claro matiz reivindicativo pone en tela de juicio el modelo asociativo que lleva funcionando en Getafe los últiomos años.
Desde el Ayuntamiento, con su alcalde a la cabeza, se ha realizado un trabajo de acercamiento para que las asociaciones vecinales sean elementos de uso y disfrute del Gobierno municipal. A la cabeza de la mayoría de estas asociaciones se han colocado militantes del partido en el poder, que no dudan en mostrar en público sus estrechos vínculos de amistad con el alcalde y sus concejales y que, en algunos casos, han resultado “beneficiados” por la Administración local, bien en su persona o en sus familiares.
Con este panorama no es de extrañar que lo que en un principio deben ser instrumentos para que los vecinos puedan trabajar en su derecho y deber de reivindicar mejoras sociales, se conviertan en plataformas de propaganda y defensa del Gobierno municipal.
Lo peor de todo este asunto es que la aparición de las nuevas asociaciones y plataformas es vista desde el Consistorio como un ataque a los intereses de nuestros gobernantes y se oponen, con decisiones discutidas en muchos casos, a que puedan surgir voces nuevas en el tejido asociativo de la localidad.
El enfrentamiento con los vecinos está servido. Tanto es así que la supresión de los Consejos de barrio, hasta la aprobación del Reglamento de Participación Ciudadana y la aplicación de al Ley de Grandes Ciudades (en la que recientemente se ha incluido al municipio de Getafe por sus especiales carcaterísticas y dotaciones) ha vuleto a dejar muda una de las “patas” sobre las que se debe sustentar el modelo de participación vecinal.
Una muestra más de la necesidad que tiene el Gobierno local de reconducir una situación que se le está escapando de las manos, pero en lugar de apelar al diálogo y al entendimiento lo que se les ocurre es eliminar los cauces de comunicación con los vecinos, verdaderos artífices de que ellos estén donde están en estos momentos.
Como en el cuento tradicional, no quieren hacer caso del “Pepito Grillo” que es el movimiento vecinal. Una voz de su conciencia a la que debería escuchar cualquier Administración para comprender que ni es oro todo lo que reluce, ni la suya es la única voz que tiene autoridad para aplicar soluciones a los problemas de Getafe.
Y no se dan cuenta que, al igual que le sucede a pInocho, siempre es bueno tener alguien cerca que pueda aconsejar, asesorar y, en muchas ocasiones, regañar, cuando las cosas no se hacen bien. Geppetto, viejo como es, recibe la ayuda de ese peculiar personaje que en la fábula se encarga de conducir al protagonista por la senda correcta.
Getafe y su movimiento vecinal necesita de esa renovación que se empieza a poner en marcha y que habla de ciudadanos con inquietudes, necesidades y reivindicaciones que van creciendo y evolucionando a medida que lo va haciendo nuestra ciudad.
Sólo entendiendo que la sociedad avanza a pasos agigantados y reclama lo que en verdad le pertenece, pueden aplicarse soluciones a los problemas de los vecinos.
Lo demás es estrellarse contra un muro y seguir añorando tiempos pasados. Claro que, en contra de Jorge Manrique, en Getafe “cualquiera tiempo pasado” no tuvo por qué ser mejor.
Cuestión de futuro.
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