Rara vez un divorcio acaba bien. Antes, al contrario cualquier ruptura suele dejar heridas profundas difíciles de sanar. Eso es lo que ha ocurrido en Getafe con el binomio Castro-Vázquez. Explicaré que no son los dos apellidos del alcalde, sino el paterno del primer edil y la mitad del materno del ex concejal de Urbanismo. Y es que en nuestra localidad el apellido Vázquez se ha introducido por los laberintos de nuestra clase política con pasmosa facilidad para dispersión del escasamente curioso vecino.
Pero a lo que iba: las diferencias entre los que en el último año han sido pesos pesados del socialismo getafense han llegado a un punto tal que cualquier cosa es posible. Sin duda, el detonante de la catarsis personal fue la asamblea que la Agrupación Socialista local celebró en el mes de julio y en la que Santos Vázquez logró disputarle la hegemonía a Pedro Castro al sumar un 43 por ciento de los apoyos. Esa “afrenta” terminó por cerrar cualquier camino de entendimiento entre dos políticos que han quedado marcados por el caso PSG.
La renuncia del ex de Urbanismo a su cargo tras aparecer unas grabaciones en las que supuestamente pactaba soluciones “paralelas” a las cooperativas de PSG no significó necesariamente el fin de las hostilidades. Al menos hasta la celebración de la asamblea del PSOE. Con anterioridad a esa cita de los afiliados getafenses Castro y Vázquez encontraron una solución políticamente correcta: el segundo dejaba el puesto de concejal y el primero le abría las puertas para trabajar en la nueva Agencia Anti Dopaje dependiente del Consejo Superior de Deportes. A fin de cuentas Santos Vázquez ha estado toda su vida vinculado al mundo del deporte, como funcionario y como político, hasta que la planta tercera del Ayuntamiento llenó sus oídos con cantos de sirena y cambió las pelotas por los ladrillos.
Así quedó la cosa. Pendiente de “modelar” la plaza en el CSD para el ex edil y de cerrar los flecos que quedaban para finiquitar la salida de Vázquez del Consistorio getafeño. Pero he aquí que un día de julio, un viernes cualquiera, todo cambió. El hecho de verse arrinconado y con una buena parte de su propio partido en contra hizo saltar las alarmas en el alcalde de todos los alcaldes y optó por desandar lo andado.
Me explico: la presencia de Santos Vázquez en el Ayuntamiento de Getafe suma un total de 25 años. Primero como funcionario municipal en el área de Deportes (el antiguo Patronato), también en Juventud,luego como director y más tarde como concejal. Es decir, antes de su trayectoria política el ex edil disponía de una plaza de funcionario que, sobre el papel, podría recuperar tras el abandono de la “cosa pública”. Eso, u optar por una indemnización por “despido” que con 25 años de antigüedad le podría suponer a las arcas municipales entre 200 y 300 mil euros (casi 50 millones de las antiguas pesetas).
Los “enemigos íntimos” pactaron crear una plaza para el ex concejal, disponible en el caso de que dejase de ser subdirector ejecutivo de la Agencia Anti Dopaje (cargo político vinculado al PSOE y con escaso futuro en una hipotética vuelta de los populares al poder) y así poner un puente por el que atravesar las turbulentas aguas* de su relación.
Como decía, tras la asamblea el acuerdo ha quedado en nada. Pedro Castro se ha cerrado en banda y ha “congelado” el puesto de Santos, pese a que la secretaria ya había autorizado su creación y los sindicatos diesen el visto bueno a la “operación”. No quiere que tenga plaza en Getafe. Cueste lo que cueste.
Y de momento ha costado una denuncia del ex concejal ante los juzgados para reclamarle al Ayuntamiento “su plaza” (asegura el ex edil en su círculo de amistades que la razón le asiste y los tribunales fallarán a su favor si es que se llega a dilucidar allí su futuro) o en su defecto la millonaria indemnización por despido. Son muchos años de trabajo como para tirarlos por la borda.
El caso es que este controvertido asunto es la comidilla en los pasillos del Ayuntamiento y en el entorno de las cafeterías próximas a la Casa Consistorial. Que si Santos esto, que si Castro aquello. Un divorcio muy sonado, al estilo de los que protagonizan los magnates americanos y las estrellas del celuloide. Lástima del declive de las revista de papel couché. Sería una auténtica exclusiva. Un pelotazo en toda regla. Sí señor.
*Bridge over troubled water es la canción que da título al quinto y último disco de Simon y Garfunkel. Este dúo consiguió vender millones de discos a finales de los sesenta (de hecho Puente Sobre Aguas Turbulentas se editó en 1970 y vendió ocho millones de copias). La canción habla sobre la amistad y la ayuda siempre necesaria en momentos de dificultades.
Está claro que los hechos a los que me refiero en este post suponen la excepción que suele confirmar toda regla.
1 comentario:
me alegro que mi amigo santos vazquez pruebe la medicina que el hizo pasar a otros en deportes por no tener sus ideas politicas , ahora probara las dosis de la dictadura castrista , lo que tiene que hacer es oposicion desde dentro del PSOE de getafe, solo desde dentro podran acabar con el
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