Basta con acudir cualquier día a cualquier hora a cualquier centro de salud o urgencias sanitarias de Getafe para darse cuenta del auténtico desbarajuste en el que se está convirtiendo el sistema público de salud. Y no digamos ya el Hospital, sacudido por unos índices de saturación alarmantes y abocado a la fuga de profesionales a otros centros con mejor remuneración y condiciones de trabajo.
Para ilustrar este post baste añadir algunosjemplos vividos en primera, segunda y tercera persona en las últimas semanas:
Los centros de salud han decidido no atender urgencias en horario de consulta. Aparecen carteles por doquier en los que avisan que las urgencias quedarán supeditadas a la valoración del médico de turno, por lo que sucede, a veces, que se niegan a atender la solicitud y desvían al paciente al Hospital o a los centros de especialidades, con el consiguiente retraso en la atención y en el diagnóstico.
En algunos centros sanitarios han recomendado en el periodo navideño a los pacientes posponer su petición de cita hasta después de Reyes, habida cuenta de las ausencias por enfermedad y por vacaciones de algunos facultativos. Inaudito, pero cierto.
Acudir al Hospital para recibir consulta de urgencias, del tipo que sea, supone una espera de más de tres horas, eso siempre y cuando no haya que realizar pruebas complementarias, situación en la que la espera se puede duplicar o triplicar en algunos casos. Y luego para que, salvo situaciones de extrema gravedad (que ojalá fueran siempre las menos posibles) te recomienden acudir a tu médico de familia o volver si los síntomas empeoran. Vamos, que te despachan como si nada.
En Perales del Río, las quejas constantes de los vecinos de este barrio por la usencia de matrona y pediatras no han servido para arreglar el problema. La solución: acudir a centrso sanitarios de Villaverde (más cercano en distancia a la barriada getafeña) para esperar a ser atendidos allí.
Y en otras zonas las falta de personal médico, principalmente pediatras y enfermeras/os, satura centros de salud y provoca constantes retrasos para revisiones rutinarias y consultas cotidianas con los más pequeños, que son los que requieren una mayor atención y ciudados.
Son sólo unos ejemplos a bote pronto para ilustrar el auténtico caos en el que se ha convertido la visita al médico. Aquellos que deban hacer uso de él deben armarse valor y paciencia, pues apuntan que en los próximos días se esperan los picos más altos de atención sanitaria por las típicas enfermedades invernales. Y este servicio lo pagamos todos.
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