viernes, noviembre 23, 2007
Acorralemos a la violencia machista
Nada permite retratar mejor las miserias del hombre que el impune ejercicio de la violencia hacia mujeres y niños. En esa situación, cuando el macho impone su ley irracional, miserable y paranoica, se mira en el espejo y asoma el animal que lleva dentro, satisfecho de una nueva demostración de fuerza y poderío. Bastardo.
Por desgracia es sumamente difícil dar por extinguido este delito, cruel donde los haya, pero entre todos debemos trabajar para acotar el espacio en el que se mueven las fieras que lo ponen en práctica. Es deber de la sociedad en su conjunto poner de manifiesto la necesidad de apoyar a las víctimas y señalar con el dedo acusador a los culpables, con todos los mecanismos a su alcance.
El miedo es su arma preferida. El miedo como elemento disuasorio de denuncia, de ruptura con una situación que se hace insostenible, pero que se soporta ante el temor a la represalia, a lo incierto y a lo que puede quedar por sufrir. Es ahí donde hay que poner el énfasis. Romper las barreras, acabar con el miedo, aportar seguridad y confianza a quienes viven amordazas por el terror. Demostrar a las víctimas que no están solas, que nos tienen con ellas, que pueden contar con nosotros. Con todos.
Será siempre mejor escuchar el grito de una mujer en su lucha por la libertad, por la vida, que el susurro ahogado del pánico, del dolor, de la rabia. Gritemos todos con una sola voz, la de la denuncia firme y constante contra los bárbaros delincuentes que, bajo el paraguas del anonimato, torturan a quienes tienen a su lado.
Y pidamos a quienes nos gobiernan más contundencia legislativa, mejor asistencia y mayores medios de control, vigilancia, seguimiento y ayuda a las víctimas de la violencia machista. Que nunca quede la sensación de haber podido hacer más por una sola de ellas. Sería una nueva victoria de los bárbaros, de los que deben perder siempre.
Ellas se merecen una vida mejor. Deberíamos dársela sin vacilar.
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1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Sólo que también los medios de comunicación deben, o debemos, ayudar en lo posible a acabar con esta lacra. Un pacto global donde todos sumemos para acabar con la irracionalidad de la violencia machista.
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