La aprobación de las cuentas municipales pone al descubierto, un año sí y otro también, la desproporcionalidad existente en el Consistorio getafeño. Los sueldos y complementos percibidos por los cargos de confianza hacen de este grupo de asalariados un cuerpo de “élite” en la administración local. Ellos solos (no llegan a la centena) se van a “comer” en 2005 un 5 por ciento de las cuentas del Ayuntamiento; o lo que es lo mismo, más de dos millones y medio de euros (450 millones de las antiguas pesetas). Y que conste que no sumamos los cerca de 80 jefes de diferentes secciones (merecen capítulo aparte), pues éstos, a su sueldo oficial, añaden importantes “bufandas” por disponibilidad y destino.
Cinco de cada cien euros que entren en las arcas municipales irán a parar al bolsillo de estos cargos, contratados a dedo y cuya labor suele estar en entredicho. Los sindicatos se han hartado de criticar el imparable aumento de esta modalidad laboral, pues engordan de manera alarmante el capítulo de personal en el Ayuntamiento y su rendimiento es inversamente proporcional a los sueldos que perciben.
¿Para qué necesitan los vecinos de Getafe un coordinador de Acción en Barrios? ¿Y otro de Casas Regionales? ¿Son imprescindibles para el normal funcionamiento de la ciudad? Directores, jefes, coordinadores... todos ellos copan los cargos intermedios en la escala de mando en el Ayuntamiento. Trabajan en sintonía con los concejales respectivos y son quienes “apagan” los posibles fuegos en el quehacer cotidiano de los políticos.
Y si la labor es muy similar ¿para qué necesita la ciudad que dos personas cobren por ejecutar acciones parecidas? Así no es de extrañar que el apartado de personal del Ayuntamiento suba cada año de manera espectacular, mientras se recortan partidas en otros puntos que podrían ser también importantes a la hora de hacer ciudad. Los pequeños detalles son los que suelen hacer grandes a los políticos y aquello que representan. Y la ciudad está necesitada de esos pequeños detalles que cada legislatura van quedando aparcados porque las partidas municipales no contemplan gasto alguno para esos conceptos.
Es mejor pagar favores políticos y seguir manteniendo un control férreo de la vida municipal. Claro que, lo mejor, no siempre resulta lo más efectivo.
Una reducción de los cargos de confianza, hasta situarlos en su justa medida, no sólo supondría aliviar las maltrechas arcas de la administración local, sino daría también un golpe de efecto importante en la opinión pública y en la imagen que los ciudadanos tienen del funcionamiento del Consistorio.
Hay empresas privadas que para devolver favores prestados a lo largo de los últimos años a través de adjudicaciones y trabajos para el Ayuntamiento a buen seguro no tendrían problema alguno en acoger a estos trabajadores. La duda esa: ¿les importaría a ellos?
2 comentarios:
Está claro que cuantas más cargos a dedos se asignen por parte del ayuntamiento, más votos.
Si se elije a una persona a dedo, esa persona, sus familiares, y sus amigos van a votar al partido que les está dando de comer.
Lo mismo sucede las personas que están trabajando en el ayuntamiento sin ser funcionarios, ya que siempre puedes asustarlos diciendo: "Si viene la derecha olvidaos de vuestros puestos de trabajo".
Así tienen asegurado otro buen montón de votos. En cierta ocasión leí que el ayuntamiento daba de comer a muchas personas, a cambio de sus votos.
Por qué nadie quiere ser presidente de una comunidad y, sin embargo, cargo electo sí, cuando los dos llevan implicito la preocupacion por los vecinos. Porque el primer es de gratis y el segundo no. Pues entonces, yo veo lícito que se forren a cargo del erario publico, como está mandao.
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