Pedro Castro es uno de los pocos trabajadores en activo que quedará al margen de las medidas que piensa aplicar su jefe de filas en cuanto a la edad de jubilación y que tanta polvareda han levantado en todos los sectores de la sociedad. El próximo 12 de febrero, el alcalde de Getafe soplará una tarta con 65 velas, las mismas que suma su dilatada trayectoria política. A él, por tanto, no le van a afectar esos dos años que propone Zapatero para retrasar el periodo de vida laboral.
Si estuviese hablando de un empleado al uso muchos serían los que en apenas unos días se sumarían a las celebraciones familiares típicas y tópicas de cualquiera en su misma situación. Pero, ni el personaje lo propicia, ni el panorama invita a hacer reflexiones sobre esta hipótesis.
Está claro, en cualquier caso, que su presencia al frente de la alcaldía de Getafe se ha dilatado más tiempo del que hubiesen deseado, no sólo los responsables de la oposición (lógicamente) a lo largo de estos últimos 28 años, sino sus propios compañeros de partido y de Gobierno en la ciudad.
Lo que no queda tan claro es qué va a pasar, políticamente hablando, en un municipio tan “castrodependiente” y con unas elecciones municipales y autonómicas, como quien dice, a la vuelta de la esquina. Pedro Castro tiene claro que no ha terminado de perfilar su modelo de ciudad, pero también sabe que el tiempo juega en su contra. Se acerca el momento de la toma de decisiones y no es fácil acertar siempre.
Además, la situación política no sólo de Getafe, sino del conjunto de la Comunidad de Madrid, va a hacer que la próxima cita con las urnas se antoje de vital importancia para el devenir de la comarca y del propio Gobierno regional.
De todos es sabido que el actual secretario de los socialistas madrileños ha rellenado su etapa al frente del PSM con más sombras que luces y que son cada vez más quienes ponen en duda su capacidad para llevar a buen puerto la nave socialista regional. Y aquí es donde surgen las vacilaciones.
Para muchos, la presencia de un político curtido como Pedro Castro tendría más garantías en la “batalla” electoral regional. Capaz para el trabajo, su trayectoria al frente de la FEMP también le ha llevado a consolidar su figura entre el madrileñito de a pie que, con sus deslices verbales, y sus constantes apariciones mediáticas, ha colocado cara al nombre del regidor getafeño. Se trata, según se comenta entre las bambalinas del PSM, evitar una sangría de votos que propicie un ascenso de Aguirre y sus huestes populares. Vamos, que ven a Castro más rival para medirse en una pugna electoral con la presidenta.
Y un rumor más: hay quien le ve al frente de la cartera de Trabajo, aplicando las medidas necesarias en la pretendida reforma laboral de ZP.
Se cumpla el pronóstico o no (ya nos la jugamos pocos días antes de su nombramiento como presidente de los alcaldes y ahí acertamos) lo cierto es que Pedro Castro no quiere que el futuro de Getafe escape a sus decisiones, pues sabe que hay otra guerra doméstica que queda por librar y que tendrá el entorno de Perales del Río como escenario principal. De hecho ya ha comenzado el baile y hay muchos que quieren tomar parte, con o sin invitación a la fiesta.
Si Castro es capaz de resolver este complicado y nuevo reto en los próximos meses, se abriría el abanico de posibilidades descritas en este post. Más tarde no habría opción.
2 comentarios:
Buen texto Miguel Angel, creo que esta claro que le falta acabar de definir la ciudad es decir, que soy menos fino, dejar urbanizado Perales del Rio, y alrededores, Campo de Golf, Verdegueral, posibilitando que e conseguidor oficial del reino cobre, de ahi la guerra establecida estos dias entre las calles Cuenca y Consul.
¿ Dejar el Ayuntamiento, nunca, no creo que quiera que nadie meta mano en los papeles?¿ No seria se mejor Alcalde toda la vida? al menos hasta los 67
Siempre que se avecinan unas elecciones, empieza el movimiento de fichas y peones en el damero de los partidos políticos. Las especulaciones llegan a todos los rincones, y se van tomando posiciones, de cara a sondear la expectación, el éxito o el rechazo que produce en la ciudadanía la posibilidad los candidatos a ser cabeza de cartel.
Por lo tanto, comienza el juego.
Desde hace un tiempo, vengo observando que los codazos, entre la clase política, son cada vez más grandes. No voy a citar casos concretos, pero haberlos haylos.
Eso es algo que no acabo de entender, o sí, pero no va contra la idea que tengo del "político", que para mí es aquel que se preocupa más del problema del vecino/a que de procurarse un buen asiento.
Y así nos encontramos en la actualidad. Con una sensación de abandono, de pasotismo, de dejadez por parte de todos (repito, todos, del partido que sea) que se manifiesta en las opiniones de vecinos y vecinas de los barrios de Getafe. Sin ir más lejos, ayer mismo a la salida del Consejo de Barrio de El Bercial, los pocos asistentes remarcaron que, de sus notificaciones, de sus demandas, de sus problemas... nada de nada tras meses y meses de espera y de insistencia a los responsables políticos, una y otra vez.
Así que si Pedro Castro quiere terminar "su modelo" de ciudad, debería primero organizar y coordinar a su cohorte de acólitos, ya que de otra manera, en mayo del año que viene, las huestes ciudadanas destruirán "su modelo" de ciudad, quitándole el gobierno o, lo que yo vaticino que sucederá, dejándole en una posición muy frágil para gobernar.
De ahí las prisas para cerrar Perales del Río, el campo de Golf, etc...
Aún están a tiempo de enderezar el rumbo.
Pero el tiempo, como bien dices Miguel, se escapa a marchas forzadas por entre los dedos.
Un cordial saludo
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